Ambientación.

Los cánticos resuenan desde lo más profundo de tu ser. Los gritos ahogados que estás emitiendo no son más que un profundo anhelo de lo que deseas. Sientes el calor de llamas que proyectas tanto por dentro como fuera de tu cuerpo, al igual que la agonizante hambre que continúa aumentando. Estás muriendo.
Parado sobre tu sombra te desvaneces poco a poco, cayendo. Casi todos tus huesos han quebrado, y tus músculos se han paralizado.

Escuchas pasos apresurados, ¿quizá hacia ti? Sí. Alguien corre para auxiliarte, se acerca a tu pecho y apoya su oído sobre ti. Cree que estoy muerto, je...je. Como si de instinto se tratara, tomas su mano, muerdes...y desgarras. Borbotones de sangre salen de esa fina y deliciosa muñeca que acabas de abrir. El rostro desconocido de esa amable persona que ha corrido hacia ti se ha convertido en un rostro horrorizado que duda sobre lo que está ocurriendo. Una burlesca sonrisa se dibuja en tu cara aun con tus dientes dentro de la carne.

Terminado el festín limpias tu boca completamente y te alejas lentamente hasta desaparecer entre las sombras de la noche.